EN BUSCA DE LA FELICIDAD

En esta vida, todos buscamos la felicidad, y la buscamos en muchos sitios y áreas, unos con más éxito y otro con menos tratamos de encontrar aquello que nos haga el día a día más placentero o que nos de un aliciente para levantarnos cada mañana con una sonrisa en la boca. ¡Bien!, eso no está mal ,es parte de la vida, pero una cosa sé, que parte de la vida es también la enfermedad, el dolor y la muerte. Si no aceptamos esto y lo asimilamos como parte inseparable de nuestro peregrinar mientras estemos en este mundo, estaremos expuestos a una gran frustración cuando estas cosas vengan de repente y nos asalten.


Otra cosa sé: Estamos muriendo cada día, nuestros cuerpos se van oxidando y envejecen, solo hay que ver una foto nuestra de hace 20 años y compararla con una reciente. Por muchas cirugías, Botox, gimnasia, y dietas que hagamos la sentencia de muerte está en nuestros órganos y miembros, y nadie la puede detener, solo en el mejor de los casos retrasarla.


Hay que asimilar que nuestro cuerpo exterior se va desgastando y llegará un día en que volverá al polvo, pero nuestro ser interior, y aquí es a donde voy, se va renovando cada día hasta que llegue un momento (el de nuestra muerte) en que seremos perfectos en todo sentido. Como el feo gusano, que después de morir en un oscuro capullo, vuelve a vivir, pero ahora convertido en una hermosa mariposa. O el grano de trigo que después de pudrirse enterrado bajo tierra se convierte en una verde espiga llena de vida.
Y esta vida terrenal es breve, los más fuertes pueden llegar a los 100 años, con mucho esfuerzo, pero en comparación, la otra vida es eterna, vale la pena entonces cuidar nuestra alma que es lo único que no se comerán los gusanos, y estar seguros de donde vamos a pasar la eternidad, porque ciertamente hay vida después de la muerte, hay un lugar más allá del sol donde no habrá llanto ni dolor, donde Dios enjugará nuestras lágrimas y viviremos siempre con él.

Esa es la verdadera felicidad.