Se acerca el invierno.


Cuando llegamos a cierta edad ya se nos plantean las cosas desde otro aspecto, ves que los días se acortan, los meses y los años pasan deprisa, como si estuviéramos en una eterna cuesta abajo; y no pierdes el tiempo en cosas que no llevan a ningún lado. Son los años del otoño en nuestras vidas, con todos los bellos matices que esta estación tiene en si misma, pero con la certeza y la cercanía del próximo invierno, donde todo será cubierto con un manto blanco y se pasará página.

Ante esta ineludible realidad yo propongo que disfrutemos del momento, de las pequeñas cosas de la vida, que aprovechemos el tiempo al máximo. Viajemos, en la medida de nuestras posibilidades, a ese sitio que siempre hemos querido ir, emprendamos algún proyecto arriesgado. amemos más y con más intensidad, busquemos a Dios con pasión y entreguemos todo a Él. Hagamos alguna que otra pequeña locura. 

La vida no siempre nos da segundas oportunidades, el tiempo que hemos perdido ya no se recuperará más, las malas decisiones nos pasarán factura. No podemos cambiar nuestro pasado, no existe la máquina del tiempo, pero podemos cambiar el futuro con las decisiones que tomemos hoy, ahora. 

Y si decidimos VIVIR entonces nada ni nadie nos podrá impedir que hoy sea el primer día del resto de nuestra nueva vida.

Él ha puesto delante de nosotros dos caminos, de nosotros depende en este día cual de ellos escoger: Deuteronomio 30.15-19

benciones

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