9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
A veces somos más tercos que el mulo o el burro, que tienen que ser tratados con vara para que se acerquen a ti.
Y muchos de ellos ya han aprendido la lección y han llegado a ser obedientes, como el burro de Balaam:
- Números 22:23
Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino.
- Números 22:25
Y viendo el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla.
- Números 22:27
Y viendo el asna al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asna con un palo.
- Números 22:28
Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?
- Números 22:29
Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. !!Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría!
- Números 22:30
Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No.
- Números 22:31
Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro.
- Números 22:34
Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré.
Cuando todo nos va bien y la vida nos sonríe nos relajamos en la vida espiritual y nos olvidamos de agradecer todo aquello que hemos recibido por pura gracia; y si todo nos va mal, en lugar de tener fe y esperanza en aquel que nos llamó nos hundimos y desanimamos y lo vemos todo tan negro que ni siquiera podemos ver en Dios una salida.
Ojalá que Dios no tenga que seguir tirando de los riendas de nuestra vida y obligándonos así a estar cerca de Él, por nuestro bien, sino que voluntariamente cada mañana nos levantemos y pongamos las rodillas en tierra para recibir de él el misterio del conocimiento de Su voluntad. Porque su voluntad para nosotros es buena, agradable y perfecta.
Yo creo que el sumum de la felicidad es estar cerca de Dios, aunque nos sintamos miserables y sucios, porque en ese lugar hay plenitud de gozo y delicias para nuestra alma. Allí vemos los problemas más pequeños, comprendemos muchas cosas que nos eran ocultas y nos sentimos inmensamente amados y realizados.
El hombre y la mujer han sido hechos para estar cerca de Dios, y hasta que no volvemos a Él arrepentidos y recibimos su abrazo de perdón y amor, no somos plenamente felices. Esa es la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario