NO TEMAS, YO TENGO CUIDADO DE TI




El afán y la ansiedad

(Lc. 12.22-31)

25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.


Muchos de nosotros nos preguntamos qué será de nosotros mañana o el mes que viene o el año que viene, pero el consejo de Dios es claro:


"baste a cada dia su propio mal" (versículo 34).


La respuesta de nuestro Señor a todo esto es la siguiente. No seamos necios, no malgastemos la energía, no pasemos el tiempo preocupándonos por lo que ha pasado, o por el futuro; he aquí el día de hoy, vivámoslo al máximo hoy. Pero claro que no debemos detenernos en ese nivel. Nuestro Señor no lo hace así. Debemos tomar esta afirmación en el contexto de su enseñanza. Por ello, una vez que se ha reflexionado acerca de ello en el ámbito natural, y una vez que se ha visto la sabiduría básica de eso, pasamos a ver que debemos aprender no sólo a confiar en Dios en general, sino también en particular.


Debemos aprender a darnos cuenta de que el Dios que nos ayuda hoy será el mismo Dios mañana, y nos ayudará mañana.


Ésta es quizá la lección que muchos de nosotros necesitamos aprender, que no sólo debemos aprender a dividir nuestra vida en este mundo en estos períodos de doce a veinticuatro horas; debemos dividir toda nuestra relación con Dios exactamente de la misma manera.


El peligro es que si bien creemos en Dios en general, y para toda nuestra vida, no creemos” en Él para segmentos particulares de nuestra vida. En consecuencia muchos de nosotros andamos errados.


Debemos aprender a llevar las cosas a Dios a medida que se presentan. Algunos fracasan gravemente en esto porque siempre están tratando de adelantarse a Dios; siempre se sientan, por así decirlo, para preguntarse: "¿qué me va a pedir Dios que haga mañana o la semana próxima o dentro de un año? ¿Qué me va a pedir Dios entonces?" Esto es algo completamente equivocado. Nunca hay que tratar de adelantarse a Dios. Así como uno no debe adelantarse al propio futuro, no hay que adelantarse al futuro de Dios.


Vivamos de día en día; vivamos una vida llena de obediencia a Dios todos los días; hagamos lo que Dios nos pide que hagamos todos los días. Nunca nos permitamos dar rienda suelta a pensamientos como estos, "Me pregunto si mañana Dios querrá de mí que haga esto o aquello'.' Nunca debe hacerse esto, dice nuestro Señor. Hay que aprender a confiar en Dios de día en día para cada ocasión específica, y nunca tratar de ir más rápido que Él.

Hay un aspecto en el que nos entregamos a Dios de una vez por todas; hay otro aspecto en el que tenemos que hacerlo cada día. Hay un aspecto en el que Dios nos lo ha dado todo en la gracia, de una vez por todas. Sí; pero también nos da gracia por partes y porciones de día en día.


Debemos comenzar el día y decirnos, "He aquí un día que me va a traer ciertos problemas y dificultades; muy bien, necesitaré que la gracia de Dios me ayude. Yo sé que Dios hará que esa gracia abunde, estará conmigo según mi necesidad — 'Y como tus días serán tus fuerzas". Ésta es la enseñanza bíblica esencial respecto a este asunto; debemos aprender a dejar el futuro enteramente en las manos de Dios.


"El sermón del monte"Dr. Martin Lloyd Jones

No hay comentarios:

Publicar un comentario