El cristiano y la prueba.
“Para
que sometida aprueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro…”
“el
fuego revelará tu obra que has edificado…”
“la fe
es la convicción de lo que no se ve…”
Evidentemente,
nuestra fe a lo largo de nuestra vida, tiene que ser probada para determinar la
calidad de la misma, y si pasa la prueba será aprobada y pasaremos a otro nivel
de fe.
La vida
de los discípulos no fue fácil, pasaron por muchos aprietos, necesidades,
persecuciones, pero creo que la mayor prueba fue la de sentirse olvidado de
Dios, la prueba de la duda y la incredulidad. Juan el bautista fue asaltado por
esas dudas: (Lucas 7.19).
Es
cuando estamos pasando el desierto más terrible, clamamos y rogamos una señal y
como respuesta el silencio más absoluto, es más, parece como que nos va peor y
una voz en nuestro interior nos dice: “Dios te ha abandonado…” o esta otra: “Dios
no existe, si fuese así respondería tus peticiones…”
En este
punto llega, como una nube negra sobre nuestra cabeza, la duda y la
incredulidad y empezamos a creer que quizás todo fue un engaño, que Dios no es
real, que los milagros que sucedieron en nuestra vida fueron fruto de la
casualidad, que los incrédulos tienen razón en sus razonamientos acerca de la
eternidad, la evolución o el alma.
Y lo
peor es cuando esta situación se alarga en el tiempo y la respuesta no llega
nunca. No hay que olvidar que muchos de los héroes de la fe de Hebreos 11,
murieron sin recibir lo prometido, sino mirándolo de lejos, y ellos esperaban
que Dios iba a hacer justicia en su tiempo, pero a cambio, fueron aserrados,
quemados, matados a espada etc. Que prueba de fe…
Yo voy
a tomar la actitud de los tres hebreos (Daniel 3. 8.18), que fueron probados en
su fe en un horno de fuego y ellos dijeron algo que hasta hoy tiene mucho
poder,
“…aunque
Dios no nos librara del horno de fuego nos postraremos ni adoraremos a otro
Dios.”
Esa es,
para mi, la máxima expresión de fe que puede haber, porque creyeron aunque no
recibieran ningún beneficio de ello. Pura fe. Y salieron del horno purificados
como el oro sin escoria.
Quiera Dios que podamos soportar la prueba y no dejemos de adorar a aquel que nos llamó a una vida superior aunque pasemos por diversas pruebas que nos hacen dudar.
"la fe es el reposo del alma en las promesas y en el caracter de Dios"
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