LA AMNESIA DIVINA




Amor que olvida




Dios no se olvida de nosotros, esto es un regalo divino, que nos hace mucho bien, porque nos habla de Su inmenso amor  para con sus hijos, incluso es más fuerte que el amor de una madre.

Isaías 49.15
" ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti."


Sin embargo hay algo que Dios sí olvida, y lo hace voluntariamente, El se olvida de nuestros pecados, los echa al fondo del mar y se olvida de ellos. Pone un letrero que dice "prohibido pescar".
 

Miqueas 7.19
"El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados."


A veces he pensado de una forma cómica que el fondo del mar tiene que ser un lugar terrible, porque está lleno de todos los pecados que El ha ido perdonando a lo largo de los siglos. Mejor estar lejos de allí.


En fin,  es un descanso saber que nuestros pecados han sido enterrados y olvidados de una forma completa, permanente y sin reproche, ya no tenemos que recordarlos más porque Dios se olvidó de ellos y no se acuerda, para el es como si nunca hubiéramos pecado, esa es la gracia de Dios, y el poder de la sangre de Cristo, que baja hasta el valle más profundo, agarra tu mano y te levanta y sube hacia la cumbre mas alta para hacernos bajar de nuestro orgullo y que nos veamos deudores de su gracia y perdón.


Hace años escuché una canción que decía:

¿Quien soy yo que un rey por mi su sangre diera?
¿Quien soy yo que por mis culpas él muriera?
El hombre nada puede hacer por merecer aquel amor, que le llevó a sufrir la cruz, Oh ¿quien soy yo?.



...y esa es la actitud que debemos tener delante de él, no merecemos Su amor, no merecemos Su gracia, no merecemos Su perdón. no merecemos que Él olvide nuestras ofensas, sin embargo nos postramos delante de El, y como los ojos del siervo miran a la mano de su Señor, así miramos, con temor y temblor, sus manos heridas por nosotros y con un corazón agradecido, contrito y humillado clamamos:
¡¡Gracias Señor!!






Pídele a Dios que te ayude con esta oración:

"Examíname Oh Dios y muéstrame mi corazón y mira si hay en mí camino de perversidad y guíame por el buen camino...porque soy débil y necesito constantemente tu gracia." Salmo 139.23








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