Todos tenemos debilidades, de eso no cabe duda, para unos su debilidad puede ser la ira, para otros el sexo, la droga, para otros la comida, para otros la vanidad, el ego, el temor, la envidia, para otros la bebida, el tabaco, el juego, para otros la depresión, y un largo etc.
Y estamos atrapados en esas debilidades, como en una cárcel de donde no podemos salir. por un tiempo somos libre de ellas, pero de pronto, cuando menos lo esperamos, bajamos la guardia y volvemos a caer. Después de la caída viene la condenación y luego algunos dejamos de intentarlo y nos hundimos en la miseria, porque afectamos a aquellos que más queremos y otros nos arrepentimos y lo intentamos de nuevo.
Pero tengo una buena noticia, tenemos a nuestro lado a alguien que se compadece de nuestras debilidades porque fue tentado en todo, como nosotros, aunque él no pecó.
El conoce nuestra condición que somos polvo y miseria y vino a la Tierra, bajó a nuestro nivel para buscar y salvar lo que se había perdido (a nosotros).
Pero tengo una buena noticia, tenemos a nuestro lado a alguien que se compadece de nuestras debilidades porque fue tentado en todo, como nosotros, aunque él no pecó.
El conoce nuestra condición que somos polvo y miseria y vino a la Tierra, bajó a nuestro nivel para buscar y salvar lo que se había perdido (a nosotros).
El nos tomará en sus hombros, vendará nuestras heridas y nos restaurará por amor.
Gracias te damos en este nuevo día por tu misericordia y paciencia con nosotros.
“Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia paqra alcanzar gracia y misericordia para el oportuno socorro” Hebreos 4.16.
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