¿PORQUE DIOS PERMITE LA INJUSTICIA?



La vida no es justa.

Mientras unos nadan en la abundancia y están asqueado de cuantas cosas que tienen,otros padecen necesidades extremas, que incluso llegan a costarles la vida

Mientras unos viven en paz en un mundo que respeta sus privilegios, otros mueren o son vulnerados en sus más básicos derechos.

Mientras una parte de la humanidad muere por lo que come, otra parte de ella muere por no comer.

mientras que muchos disfrutan viendo  películas de guerra y violaciones de derechos humanos, otros la viven y sufren en directo y después sus consecuencias de por vida.

mientras que unos sueñan con un mundo mejor, otros han perdido la capacidad de soñar porque se la han machacado con una realidad cruel.

mientras unos pierden el tiempo quejándose porque no tienen el último dispositivo móvil o el vestido de moda o se mueren de envidia por querer tener lo de otros, otros se conformarían solo con un puñado de arroz que llevarse a la boca.

Mientras los justos mueren jóvenes y dejan inconclusa su buena obra, los malos son colmados de favores y viven muchos años sobre la tierra haciendo males.

Mientras el pobre trabajando arduamente con sus manos,consigue a duras penas llegar a final de mes, el hombre malo se hace rico rápidamente robando dinero público o haciendo negocios ilegales.

Y muchos se preguntan, ¿Por qué Dios permite que haya tanta injusticia en el mundo.?
posiblemente para todas las preguntas no haya una respuesta concluyente, pero lo que si es verdad es que Dios es justo, e hizo un mundo justo, pero el hombre se desvió de su buen plan y buscó caminos torcidos, el mundo en que vivimos es la consecuencia de andar por esos caminos.
El no quiere hacernos autómatas, quiere que nos acerquemos a el voluntariamente, y cuando lo hacemos no vamos a dejar de sufrir las consecuencias del pecado, ni mucho menos, pero podremos poner nuestra mira en la eternidad, y ya lo que nos suceda en este mundo no tendrá tanta importancia.

"poned la mira en las cosass de arriba..."( Colosences 3:2)

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