Los gritos de una fe firme.


 

Josué 5.6 “los muros de Jericó cayeron por la fe”

Es inevitable que no nos encontremos en nuestro andar diario de conquistas con ciudades fortificadas, con muros inconquistables, que nos parecen muy altos para nosotros. Pero ante esos muros la fe ofrece un ariete poderoso. En hebreos 11 tenemos una galería de héroes de la fe que derribaron muros poderosos solo por la fe. Porque creyeron que era poderoso aquel que los llamó.

 

A veces necesitamos gritarle a esos muros como hizo el Rey David en un salmo cuando estaba en un pozo profundo:

" con mi voz clamé a Jehová, y él me sacó del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso, puso luego en mi boca cántico, cántico nuevo alabanza a nuestro Dios."

Salmo 40.


La alabanza es poderosa, no solo cuando estamos contentos sino en momentos de prueba y aflicción. Aunque en la biblia encontramos que el que esté afligido haga oración, la Alabanza, cuando va acompañada de aflicción, es una fuente de gozo.




La cuarta copa:


La importancia económica de la vid y de sus frutos, las uvas, es extraordinaria. Se trata de una de las frutas más apreciadas, nutritivas y ricas en vitamina C.


Las uvas secas, llamadas “pasas”, son muy nutritivas y han sido empleadas por la medicina natural como expectorantes. Las uvas de Israel eran de excelente calidad, como pudieron comprobar los hebreos que conocían las de Egipto, al llegar a Canaán.


En la celebración judía de la cena de pascua, el Seder, se bebían cuatro copas de vino diluido en agua. La primera era la copa de la bendición, en la segunda, se explicaba la historia de la liberación de Egipto, mientras que la tercera, estaba relacionada con la propia comida y la cuarta copa era la de la alabanza, que culminaba todo el rito pascual.


Según los eruditos, Jesús habría seguido también esta costumbre de las cuatro copas, al celebrar la cena de pascua con sus discípulos. Sin embargo, durante dicha celebración no tomó la cuarta copa.


En Getsemaní, le pidió al Padre: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mt. 26:39). Puede que el Maestro se refiriera aquí simbólicamente a la cuarta copa del Seder que no había tomado en la cena, la de la culminación de la pascua.


Sin embargo, cuando ya en la cruz los soldados romanos le ofrecieron vinagre, después de beberlo, Jesús respondió: “Consumado es” e inclinando la cabeza, entregó el espíritu (Jn. 19:30).

El Maestro acabó así su misión salvífica y con aquel sorbo amargo de vinagre tomó la cuarta y última copa, la de la liberación pascual por excelencia. Por tanto, su sacrificio empezó en la última cena y acabó en la cruz del Calvario.



De los fosos no es fácil salir




Génesis 37. 23-24

Vemos la historia de José, odiado por sus hermanos hasta tal punto que se juntaron para echarlo a un foso. Y aunque José les rogó que le sacasen de allí no hicieron caso, sino que lo vendieron como esclavo.



Hay diversos tipos de fosos que podemos encontrar en nuestras vidas, en los cuales caemos por descuido, por ignorancia, por las circunstancias de la vida o simplemente porque alguien nos empuja.

Uno de esos pozos puede ser un despido inesperado, una separación, una enfermedad, una injusticia de alguien que te odia y que acaba perjudicándote. Una traición de alguien que pensabas era tu amigo o amiga. Un rechazo, una depresión, etc. Para alguno de nosotros el foso puede significar una cosa y para otros otra distinta. Cada ser humano es un mundo.



Lo que si tenemos todos en común es que ese foso nos hace sufrir, nos produce dolor, no vemos con claridad y amplía nuestra soledad. Ahí estás a solas contigo y con Dios.



Parece que no hay esperanza… y cuando alguien te abre la puerta de tu celda es para llevarte a un lugar peor. No es fácil salir del foso. Pero el foso hace algo bueno, te obliga a mirar hacia arriba.



En este punto, desgraciadamente hay algunos que se desesperan y dejan de confiar en Dios, buscan una salida alternativa y se alejan así del propósito que Dios tenía para sus vidas.



Pero José, aunque no entendía el por qué de todas esas pruebas tuvo algo bueno y es que no se apartó de Dios, entendió que si Dios permitió todo aquello es que tenía un propósito para su vida. Y efectivamente, a José le faltaba algo muy importante para llevar a cabo el propósito que Dios tenía para él. Le faltaba carácter, había sido un niño mimado y consentido, todo giraba alrededor de él. Y al igual que Moisés, que tuvo que ser machacado en el desierto para poder sacar a toda una nación de la esclavitud, José tuvo que aprender humildad a través de las pruebas, y depender de la bondad de Dios.



Pero Dios estaba con él y prosperaba todo lo que hacía. (Génesis 39.2-5).



Con el tiempo, cuando ya estamos preparados, Dios tiene compasión de nosotros y nos saca del horno para que podamos dar de comer a otros. Eso pasó con José, cuando salió de la cárcel, el faraón lo puso como administrador de los graneros de Egipto y pudo dar de comer a todo Egipto y a su familia. (Génesis 41.49)



Además, los hermanos de José también aprendieron la lección y reconocieron la injusticia que habían hecho años atrás con su hermano José. (Génesis 42.21).

Y ese arrepentimiento lo demostraron porque no hicieron lo mismo con el hermano menor de José, Benjamín, retenido por José, al cual podrían haber dejado en Egipto y decirle a su padre que alguien lo había matado o algo por el estilo. Decidieron dar sus vidas antes de huir, y eso provocó que José se diera a conocer al fin.

“Saldrás de esta. Temes no lograrlo. A todos nos pasa. Tememos que la depresión nunca nos dejará, los gritos nunca terminarán, el dolor jamás se irá.”

“Como ocurrió con Daniel en el foso de los leones, con Pedro en la cárcel, con Jonás en el estómago del pez, con David amenazado por Goliat, con los discípulos en medio de la tormenta, con los leprosos y su enfermedad, con las dudas de Tomás, con Lázaro y su tumba, y con Pablo y sus prisiones, Dios también nos librará a nosotros.”



Espera, no hagas ninguna tontería y verás la salida.



No te rindas, hay más.








Jeremías 12:5-7

“Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?”

Siempre he entendido este texto literalmente, o sea no hay esperanza para nosotros cuando la presión aumenta y nos supera. Nos pasaran por lo alto las circunstancias nos hundiremos y clamaremos ayuda desde el suelo como hemos hecho tantas veces. Porque nuestra madurez no nos permite ir mas rápido, nos tenemos que conformar con lo poco que podamos conseguir. Somos débiles e incapaces de conseguir más de lo que tenemos ahora.

Pero yo pienso que hay una esperanza para nosotros los que queremos correr con los caballos, los que queremos ser más efectivos en la vida, los que nos esforzamos por cambiar el mundo. Y esa esperanza está en el salmo 66.10:

“Tú, oh Dios, nos has puesto a prueba; nos has purificado como a la plata. Nos has hecho caer en una red; ¡pesada carga nos has echado a cuestas! Las caballerías nos han aplastado la cabeza; hemos pasado por el fuego y por el agua, pero al fin nos has dado un respiro.”

“Pasamos por el fuego y por el agua,

Y nos sacaste a abundancia.”



E Isaias 43.2:

“Cuando pases por el agua no te anegaran y cuando pases por el fuego, la llama no arderá en ti.



Estas lindas promesas nos enseñan que hay esperanza para el que quiere más de Dios, y que cuando pasemos por el fuego solo las ataduras arderán, como pasó con los tres hebreos que eligieron ser arrojados al horno recalentado siete veces antes de arrodillarse y adorar a otro dios. (Daniel 3).



Asi nosotros a veces tenemos que decidir o seguir la corriente de este mundo y estar tranquilos y en paz con todos o ir en contra del espíritu de este mundo agradando a Dios antes que a los hombres, y eso nos va a llevar a ser traidores del sistema y nos atraeremos problemas. No podemos ir en contra de la manera de pensar de este mundo sin acarrearnos prosecución de alguna manera.

El buscador de fe. 


"¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?"  Juan 11.38-44

El conocimiento sin fe no es muy productivo. Marta tenía conocimiento de quien era Jesús, pero sus actos (la tardanza en acudir a su llamado) la hicieron dudar, esa falta de lógica, según ella, la hicieron desconfiar de aquel a quien creía conocer, de su amigo. Y cuando viene la desconfianza perdemos la fe.

"No te he dicho que si tú crees verás la gloria de Dios..." En esas palabras podemos comprobar que no era la primera vez que Jesús le hacía esa exhortación a su amiga.

Evidentemente la fe es lo que hace la diferencia en la vida cristiana. Y Jesús está buscando esa fe en la tierra como cuando en el lejano oeste se buscaba oro incansablemente y cuando lo hallaban reunían a sus amigos y hacían una gran fiesta.

Cuando Jesús encuentra esa clase de fe se sorprende y emociona también, porque es consciente de lo difícil que es para el ser humano creer en lo que no ve (somos muy propensos a razonarlo todo).

Hay en la biblia algunos casos de fe que asombraron al Maestro de tal manera que en todos los casos recibieron lo que pedían:

1. El caso del centurión romano que sabía quien era Jesús y la autoridad que tenia en los aires sobre toda enfermedad, aunque él no era cristiano ni judio. 

"Ni en Israel he hallado tanta fe...dijo Jesús " Mateo 8.10y sanó en ese mismo instante y a la distancia a su siervo

2. El caso de la mujer sirofenicia. (Mateo 15:27). "mujer grande es tu fe...".Mateo 15.28se asombró de su fe y liberó a su hija

3. El caso de los que bajaron a su amigo paralítico por el techo de una casa para que lo sanara Jesús. "Y viendo él la fe de ellos dijo: tus pecados te son perdonados" Y luego lo sanó. Lucas 5.19-20

4. El caso de la mujer con hemorragia que tocó su manto y poder salió de Él."Ten ánimo, tu fe te ha sanado le dijoMateo 9.21-22

Y así podríamos seguir enumerando casos en que Jesús se conmovió al ver que todavía había fe en el corazón de la gente y esa fe movió su compasión y su mano de poder para sanar.

Lo que realmente hizo llorar a Jesús en el pasaje que hemos leído al principio no fue solo, a mi entender, el echo de que amaba a Lázaro y se emocionara de verlo ya muerto, sino de ver la poca fe que tenían en Él sus amigos más íntimos. ¿Cómo pudieron pensar que él les iba a dejar sin consuelo, abandonados, cuando los amaba tanto?

De igual manera no pienses tú que Él te dejará solo en la hora oscura de tu vida, si lo amas nunca estarás desamparado, quizás estés solo y él tarde unos días más en venir, quizás pienses que ya es tarde que ya la cosa "huele", que has llegado a una edad en que ya no se pueda empezar de nuevo, que tu enfermedad no tiene cura, que tu pecado es demasiado grande para merecer perdón, que nadie volverá a confiar en ti, que la vida es cruel y no hay esperanza. que nunca volverás a creer tampoco en nadie...pero deja que te diga una cosa:

Dios está esperando ver en ti un poco de fe, cuando te atrevas a creer y te lances al vacío habrá allí una mano invisible que te sostendrá y sanará tu vida. De eso estoy seguro.

"LA FE ES LA CERTEZA DE LO QUE SE ESPERA, LA CONVICCION DE LO QUE NO SE VE..." "LA FE ES EL DESCANSO DEL ALMA EN LAS PROMESAS Y EN EL CARACTER DE DIOS" "ES EL PAJARO QUE CANTA CUANDO LA AURORA ESTÁ OSCURA" "ES LA MANO QUE ALCANZA LAS PROMESAS DE DIOS"

Pero… cuando venga el Señor ¿hallará FE en la tierra? Lucas 18:8 Esa es una buena pregunta. ojala que podamos guardar nuestra fe y que nada ni nadie nos la quite.

Pablo, al final de su vida pudo decir: "he guardado la fe" 2ªTimoteo 4.7Ese es el mayor tesoro que tenemos. No lo pierdas

¡Libre!



Hay una canción antigua que dice: "...subir a la montaña y conseguir estar más cerca de ti y gritar al mundo entero que Jesús me ha cambiado, ahora quiero siempre caminar con Él."

Cuando era más joven me gustaba subir a los montes y escalar algún pico alto, era una experiencia liberadora y veías el mundo desde otra perspectiva, parecía que los problemas se quedaban allí abajo y ya no eran tan importantes.

Hay momentos en que me he imaginado que subía alto a una cima y mientras sentía el viento en el rostro gritaba: ¡ lo conseguí, al fin soy LIBRE! Creo que lo he soñado alguna vez.

Libre de las cadenas que me ataban, libre de las consecuencias de esas heridas emocionales que hemos arrastrado por años, libre, en fin, de mi mismo.

El ser humano clama por liberación, se siente oprimido en un mundo donde el yo es un tirano, donde la competencia entre el mal y el bien es brutal y los más débiles van quedando en el camino. Hay tantas distracciones en el camino hacia arriba que nos quieren hacer caer que se hace un trayecto muy duro.

Hay conductas, reacciones, motivaciones y acciones que hemos querido cambiar por años, pero una y otra vez hemos sucumbido por nuestras debilidades. y una y otra vez volvemos a caer en lo mismo y tenemos que levantarnos y clamar por otra oportunidad, pero sin darnos cuenta de que cada vez estamos más cerca de la cima, que seguimos subiendo esta montaña de la vida con uñas y dientes, sin descanso, resbalamos, sacudimos el polvo y seguimos subiendo, nadie dijo que el camino iba a ser fácil pero la meta es gloriosa, esto es como una carrera de obstáculos pero cuesta arriba, y lo seguimos intentando una y otra vez porque deseamos con todas nuestras fuerzas llegar a lo alto y desde allí gritar ¡AL FIN LIBRE!

Cada uno de nosotros sabe cual es su meta en la vida, cual es su reto, aquello que quiere conseguir, para nosotros nuestra meta es ser como Jesús, parecernos a El y andar como El. Es lo que se llama andar en el espíritu. Y a lo mejor esa meta no la vamos a alcanzar con nuestras fuerzas, pero si él está con nosotros será mejor.

Cuando llegues al punto de decir, "ya no puedo mas" en ese preciso momento recuerda que él esta a tu lado, levanta tus ojos, extiende tu mano y deja que él te ayude. Porque "...separados de Él nada podemos hacer".

y él ha prometido que estará todos los días con nosotros hasta el fin, y si Él está con nosotros somos mayoría. Mateo 28.20

Se acerca el invierno.


Cuando llegamos a cierta edad ya se nos plantean las cosas desde otro aspecto, ves que los días se acortan, los meses y los años pasan deprisa, como si estuviéramos en una eterna cuesta abajo; y no pierdes el tiempo en cosas que no llevan a ningún lado. Son los años del otoño en nuestras vidas, con todos los bellos matices que esta estación tiene en si misma, pero con la certeza y la cercanía del próximo invierno, donde todo será cubierto con un manto blanco y se pasará página.

Ante esta ineludible realidad yo propongo que disfrutemos del momento, de las pequeñas cosas de la vida, que aprovechemos el tiempo al máximo. Viajemos, en la medida de nuestras posibilidades, a ese sitio que siempre hemos querido ir, emprendamos algún proyecto arriesgado. amemos más y con más intensidad, busquemos a Dios con pasión y entreguemos todo a Él. Hagamos alguna que otra pequeña locura. 

La vida no siempre nos da segundas oportunidades, el tiempo que hemos perdido ya no se recuperará más, las malas decisiones nos pasarán factura. No podemos cambiar nuestro pasado, no existe la máquina del tiempo, pero podemos cambiar el futuro con las decisiones que tomemos hoy, ahora. 

Y si decidimos VIVIR entonces nada ni nadie nos podrá impedir que hoy sea el primer día del resto de nuestra nueva vida.

Él ha puesto delante de nosotros dos caminos, de nosotros depende en este día cual de ellos escoger: Deuteronomio 30.15-19

benciones